Accidente aéreo en Tokio : responsabilidades y compensaciones

Accidente aéreo en Tokio : Responsabilidades y Compensaciones

El día 2 de enero de 2024, se produjo una fatal colisión en una de las pistas del aeropuerto tokiota de Haneda, entre una aeronave de la Guardia Costera Japonesa y un avión comercial de Japan Airlines. Cinco de los seis guardacostas que ocupaban un tubohélice Dash 8 fallecieron en el siniestro, y el sexto, el piloto, resultó gravemente herido.

Accidente aéreo en Tokio: Los hechos

La aeronave de la Guardia Costera tenía como misión transportar ayuda humanitaria para las víctimas del terremoto de magnitud 7,6 que había sacudido la región de Tohoku (costa occidental de Japón) el primer día del año. Sin embargo, los 367 pasajeros del Airbus A350 (8 de los cuales menores) y los 12 tripulantes de la aerolínea nipona sobrevivieron gracias a una extraordinaria evacuación y a la implementación de nuevas tecnologías. Todos ellos lograron salir ilesos por los toboganes delanteros de emergencia mientras la parte trasera se incendiaba, y justo antes de que el avión fuese completamente devorado por las llamas.

Accidente aéreo en Tokio: ¿El Airbus 350 en cuestión?

El Airbus 350 es uno de los aviones más modernos y avanzados que operan en la actualidad. El primer vuelo del prototipo inicial se produjo en Toulouse (Francia) en 2013. Un año después la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) y la Administración Federal de Aviación (FAA) emitieron las correspondientes certificaciones, y los primeros ejemplares de este modelo comenzaron a comercializarse en 2015 con la compañía aérea Qatar Airways, que debutó con un Airbus A350-900 capaz de transportar 350 personas durante 15.000 kilómetros, y evolucionó posteriormente a un Airbus A350-1000, con capacidad para 410 pasajeros y autonomía para recorrer 16.000 kilómetros.

El Airbus A350 es el primer avión comercial en llegar con un sistema de Descenso Automático de Emergencia (AED, por su siglas en inglés). En un caso de despresurización donde la tripulación deja de responder al quedar inconsciente, el sistema se encarga de descender automáticamente la aeronave a una altitud segura. Además, está construido mayormente con materiales compuestos, lo que reduce el peso de la aeronave, disminuye el consumo de combustible (a ello también ayudan el conjunto de motores Rolls-Royce Trent XWB diseñados específicamente para este modelo) y aumenta su autonomía y la resistencia al fuego.

Accidente aéreo en Tokio: La investigación de los hechos

En los próximos meses se llevará a cabo la correspondiente investigación técnica para dilucidar las causas del accidente, con el objetivo de mejorar los estándares de seguridad en el sector aéreo y emitir una serie de recomendaciones encaminadas a evita que una tragedia similar vuelva a ocurrir. Dicha tarea será llevada a cabo por la Comisión de Seguridad en el Transporte de Japón (JTSB) y por el Organismo de Investigaciones y Análisis de Francia (BEA), pero otros agentes pueden participar también en la misma. En este caso, Airbus, el fabricante aeronáutico europeo ha explicado ya en un comunicado que enviará un equipo de especialistas para asistir a las autoridades encargadas de la investigación.

Por lo poco que se sabe hasta ahora, la colisión se produjo tras aterrizar en Haneda el vuelo 516JAL procedente del aeropuerto Shin Chitose (Hokkaido), sin condiciones meteorológicas adversas ni fuertes vientos, y siguiendo las instrucciones de los controladores aéreos.  Parece sin embargo que el avión de la Guardia Costera había accedido a la pista sin autorización, cuando debía permanecer en un punto de espera hasta tener el camino despejado, fruto de un defecto de comunicación entre la torre de control y el piloto. De ser así, desde un error humano hasta una grave negligencia profesional podrían estar en el origen del siniestro.

Accidente aéreo en Tokio: Responsabilidad y compensaciones

De manera independiente, podrán tener lugar diversos procedimientos judiciales para depurar responsabilidades civiles y penales, cuando correspondan, derivadas del siniestro aéreo, así como la indemnización que corresponda a las víctimas o sus familiares.

Lo que resulta innegable es que, los pasajeros de este avión comercial, a parte de las lesiones físicas que padecieron, sufrieron momentos de enorme ansiedad y pánico. Este daño moral, a parte del daño físico, podría ser también resarcible en función de la ley aplicable, en cuyo caso los pasajeros de este vuelo podrían tener derecho a recibir una compensación económica por parte de la compañía aérea.

Con toda probabilidad, el régimen de compensación será diferente para los ocupantes del turbohélice, fallecidos o gravemente heridos a resultas de un accidente laboral.

 

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